domingo, 16 de septiembre de 2012

Reflexiones después de Fiestas

Por María Teresa Martínez Díaz

Ya han pasado las fiestas, este año  no ha llovido y el calor no cesa, por lo que todavía cuesta más hacerse a la idea de que lo bueno se ha terminado. Entre lavadora y lavadora, y plancha y zapatos por limpiar, en uno de los descansos, ha caído entre mis manos el programa de fiestas, el pregón Moro, el pregón en las imágenes de Caudete Televisión, y me han hecho reflexionar, y  mi reflexión es la siguiente.

Tanto en el programa de fiestas como en el pregón Moro, hay recuerdos y homenajes a personas que en algún momento de sus vidas “han hecho la fiesta” termino tan utilizado en Caudete, y se utiliza muy a menudo el término “pertenezco a una familia muy festera, pues mi abuelo hizo la fiesta, mi padre mi hermano y yo…” seguro que todos hemos oído esto en muchas ocasiones. Pero ¿qué pasa con las personas anónimas, que nunca han hecho la fiesta?  Ni ellos, ni sus padres ni sus abuelos…

Y me planteo una cuestión. ¿Se puede ser de familia muy festera y no haber hecho la fiesta ni tú, ni tu abuelo, ni tú hermano ...?
Pues después de haberlo meditado me he dado cuenta que  en nuestro querido Caudete, falta por homenajear a los que no “han hecho la fiesta”, y voy a intentar explicar mis razones. 

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Porque hay familias, donde el padre es de una comparsa, la madre de otra y nunca se han puesto de acuerdo, de que comparsa hacerla, que conozco ejemplos de esto. Hay  caudetanos que por cuestión de trabajo han tenido que marcharse de Caudete y residen lejos y no pueden permitirse en septiembre 15 días de vacaciones y lo que conlleva semana cultural festera, novenas… sin embargo no faltan a su cita de el día 7 para  llamar por teléfono a un familiar del pueblo,  para ver cómo ha ido todo y si tienen suerte oír los tiros y con eso son muy felices. También los hay que se han casado con una pareja que no entiende para nada las fiestas, otros porque nunca han tenido suerte en el sorteo  y se han tenido que retirar porque el volante ya no tenía edad de volante como se lo explicas a esa niña, yo también conozco casos así  y sin embargo cada 6 de septiembre aplauden al paso de los volantes, eso es muy duro para esas niñas y sus familias.

Hay otros casos en los que el asunto es tan sencillo, como que no hay dinero para hacerla y por eso no se deja de ser festero, pues todas estas personas, son las que cuando ven un volante el día 6 por la mañana no puedes hablarles porque están emocionadas llorando, porque les gustaría haber visto a sus hijas, nietas o a ellas mismas, pero no pudo ser, porque en casa no había dinero para esto, porque quizá el orden de prioridades en su familia no permitía “hacer la fiesta”.
Pero no  nos equivoquemos pues todas estas personas que se les pasó su momento, no por ello son ingratas y sin embargo son fieles a cada 6 de septiembre ponerse su traje y salir a desfilar o a disparar los días posteriores, o simplemente no salen en fiestas, pero son los que aplauden en los desfiles, o aguantan en su casa los disparos con todo el gusto del mundo. Aunque no lo creáis hay mucha gente así, y no esperan nada ni homenajes ni  nada parecido, y si me consta que hay gente que se enfada, porque no le han nombrado en una cena o un acto porque él hace, 25, 30 o los que sean “que hizo la fiesta”.

Y como a  los seres humanos nos gustan tanto los homenajes, no dejemos en el olvido a este sector tan importante de la fiesta y  desde aquí mi homenaje para todas las personas anónimas y seguro que son mayoría en nuestro pueblo, que aplauden al paso de una comparsa, que se emocionan que disfrutan que aman la fiesta, que sienten un amor especial por su pueblo, aunque estén lejos esos días, que se ven reflejados en un volante en un capitán y como no en un abanderado, aunque no” hayan hecho la fiesta” en su vida, porque para amar la fiesta y pertenecer a una familia festera  no es condición única el “haber hecho la fiesta”.

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