Por María Teresa Martínez Díaz
Ya han pasado las fiestas, este año no ha llovido y el calor no cesa, por lo que
todavía cuesta más hacerse a la idea de que lo bueno se ha terminado. Entre lavadora
y lavadora, y plancha y zapatos por limpiar, en uno de los descansos, ha caído
entre mis manos el programa de fiestas, el pregón Moro, el pregón en las
imágenes de Caudete Televisión, y me han hecho reflexionar, y mi reflexión es la siguiente.
Tanto en el programa de fiestas como en el
pregón Moro, hay recuerdos y homenajes a personas que en algún momento de sus
vidas “han hecho la fiesta” termino tan utilizado en Caudete, y se utiliza muy
a menudo el término “pertenezco a una familia muy festera, pues mi abuelo hizo
la fiesta, mi padre mi hermano y yo…” seguro que todos hemos oído esto en
muchas ocasiones. Pero ¿qué pasa con las personas anónimas, que nunca han hecho
la fiesta? Ni ellos, ni sus padres ni
sus abuelos…
Y me planteo una cuestión. ¿Se puede ser de familia muy festera y
no haber hecho la fiesta ni tú, ni tu abuelo, ni tú hermano ...?
Pues después de haberlo meditado me he dado
cuenta que en nuestro querido Caudete,
falta por homenajear a los que no “han hecho la fiesta”, y voy a intentar
explicar mis razones.
Continua--->
Porque hay familias, donde el padre es de
una comparsa, la madre de otra y nunca se han puesto de acuerdo, de que
comparsa hacerla, que conozco ejemplos de esto. Hay caudetanos que por cuestión de trabajo han
tenido que marcharse de Caudete y residen lejos y no pueden permitirse en
septiembre 15 días de vacaciones y lo que conlleva semana cultural festera,
novenas… sin embargo no faltan a su cita de el día 7 para llamar por teléfono a un familiar del pueblo, para ver cómo ha ido todo y si tienen suerte
oír los tiros y con eso son muy felices. También los hay que se han casado con
una pareja que no entiende para nada las fiestas, otros porque nunca han tenido
suerte en el sorteo y se han tenido que
retirar porque el volante ya no tenía edad de volante como se lo explicas a esa
niña, yo también conozco casos así y sin
embargo cada 6 de septiembre aplauden al paso de los volantes, eso es muy duro
para esas niñas y sus familias.
Hay otros casos en los que el asunto es tan
sencillo, como que no hay dinero para hacerla y por eso no se deja de ser
festero, pues todas estas personas, son las que cuando ven un volante el día 6
por la mañana no puedes hablarles porque están emocionadas llorando, porque les
gustaría haber visto a sus hijas, nietas o a ellas mismas, pero no pudo ser,
porque en casa no había dinero para esto, porque quizá el orden de prioridades
en su familia no permitía “hacer la fiesta”.
Pero no nos equivoquemos pues todas estas personas
que se les pasó su momento, no por ello son ingratas y sin embargo son fieles a
cada 6 de septiembre ponerse su traje y salir a desfilar o a disparar los días
posteriores, o simplemente no salen en fiestas, pero son los que aplauden en
los desfiles, o aguantan en su casa los disparos con todo el gusto del mundo.
Aunque no lo creáis hay mucha gente así, y no esperan nada ni homenajes ni nada parecido, y si me consta que hay gente
que se enfada, porque no le han nombrado en una cena o un acto porque él hace,
25, 30 o los que sean “que hizo la fiesta”.
Y como a los seres humanos nos gustan tanto los
homenajes, no dejemos en el olvido a este sector tan importante de la fiesta
y desde aquí mi homenaje para todas las
personas anónimas y seguro que son mayoría en nuestro pueblo, que aplauden al paso
de una comparsa, que se emocionan que disfrutan que aman la fiesta, que sienten
un amor especial por su pueblo, aunque estén lejos esos días, que se ven
reflejados en un volante en un capitán y como no en un abanderado, aunque no”
hayan hecho la fiesta” en su vida, porque para amar la fiesta y pertenecer a
una familia festera no es condición
única el “haber hecho la fiesta”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario